Por: Israel Quino
El desdoblamiento audiovisual (registro de cámaras de seguridad), la grafotecnia, grafología (análisis de la carta póstuma), la medicina forense (autopsia) y una reconstrucción psicológica (declaraciones de testigos) del perfil del occiso fueron las pruebas suficientes.
Lo anticipamos ocurrido el suceso. El único camino para cerrar la investigación criminal sobre el lamentable deceso del ex Interventor de Fassil era la práctica científica forense. Las pericias practicadas demoraron, pero las respuestas son por demás sólidas.
El protocolo de investigaciones científicas permite coordinar entre el trabajo de la Fiscalía y la Policía directrices transversales: funcional, legal, estratégica, operativa y administrativa.
Tras largas horas de espera los peritos resolvieron el caso.
Hoy la estructura estatal fue sólida con la participación tripartita de: Ministerio Público, Policía y Poder Público ahora sí informando de manera responsable al país.
Se reconstruyó la verdad material e histórica de los hechos de algo que se creía complejo por los misterios emergentes de los primeros actuados. Sin embargo; hoy puede afirmarse con total certeza q no existió un asesinato.
Como se especuló y hasta generó zozobra digital en las redes sociales y la opinión pública.
Queda muy claro que la dirección funcional de una investigación la tiene el Ministerio Público, no así ningún otro Ministerio.
Es por demás destacable el trabajo del personal técnico científico que le dio certeza al país sobre este penoso hecho de suicidio. Sentidas condolencias a la familia. El análisis-debate jurídico que resta sólo puede interpretarse como versiones políticas propias de la coyuntura.
Quino es abogado constitucionalista
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