Las cinco claves para entender la falta de gasolina, diésel y GLP

La columna de Chipana - Willy Marcos Chipana Mamani

Por: Lic. M.Sc. Willy Marcos Chipana Mamani
Periodista

El sábado por la noche, ingrese a una “brostería” para servirme una porción de pollo, pero me lleve la sorpresa porque la caserita me dijo que se acabó, debido a la falta de gas licuado de petróleo (GLP). Inmediatamente recordé las largas filas de vehículos en las estaciones de servicio, cuyos conductores esperaban comprar gasolina o diésel.

Le respondí a la casera que el gobierno dijo que todo está volviendo a la calma y que la distribución de gas licuado se normalizará, pero la caserita me respondió lo siguiente: “Que saben esos del gobierno, acaso ellos trabajan, no hay gas desde el martes, ahora puedes ir a comprar pollo del gobierno, la garrafa (de GLP) están vendiendo a 35 (bolivianos)”.

Esa noche me dormí con hambre a causa de la falta de GLP y de entender que la situación del país está de mal a peor. Esta situación radica en las siguientes causas que son descritas a continuación.

Primero. En base a datos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), entre 2014 y 2022, la producción hidrocarburífera de líquidos cayó de 63 mil barriles de por día (B/d) a 37 mil B/d, es decir, hubo un descenso de 26 mil B/d. La empresa estatal estimó para este 2023 habrá una producción de 32,6 mil B/d, lo cual demuestra que el descenso continuará.

Para sustentar lo mencionado, entre 2016 y 2021, la producción de gasolina cayó de 24.112 B/d a 14.809 barriles por día (B/d), lo que causó que el déficit suba de 4.185 a 19.256 B/d. En el caso del diésel, en similar periodo, se registró una caída de 15.903 a 11.190 B/d y el déficit se elevó de 15.245 a 24.103 B/d. Además, YPFB estimó que la demanda de diésel entre enero y diciembre de 2023 subirá de 159 millones de litros (MMlt) a 225 MMlt, y en el caso de la gasolina, en similar periodo se incrementará de 173 MMlt a 216 MMlt.

Segundo. El aumento sostenido del presupuesto financiero que se asigna a la subvención a los carburantes demanda de dólares, lo que no hay en estos momentos. Las empresas importadoras de diésel y gasolina desde el Perú o de Chile no realizan el trabajo gratis porque el gobierno sea amigo de Marx o de los achachilas, pues ellos cobran en dólares y al contado.

El presupuesto que se asignó para la subvención a la gasolina y al diésel entre 2016 y 2022, se incrementó de Bs 1.424 millones ($us 204,5 millones) a Bs 11.832 millones ($us 1.700 millones). En Bolivia, el precio del litro de la gasolina es de Bs 3,74 y de diésel Bs 3,72.

Para garantizar la importación de gasolina y diésel se requieren de dólares. El aumento en la importación de carburantes y su subvención son el detonante para que el déficit fiscal se mantenga sostenible en 7,2% en 2022 y la consiguiente reducción de las reservas internacionales netas (RIN) porque mientras se necesite más gasolina o diésel para el mercado interno se requerirán más dólares para la internación, pues entre 2014 y el 8 de febrero de 2023, las RIN cayeron de $us 15.122 millones a $us 3.538 millones.

Tercero. La demanda de logística, lo cual no es conocido por algunos que si saben criticar al imperialismo o a los k´aras. La logística se refiere a los equipos, el transporte, los espacios y el personal que se necesita para realizar una operación.

En este caso, se requieren de camiones cisternas que transporten ambos combustibles desde el exterior hasta Bolivia, lo cual subió en más de un centenar, los cuales operan si se les paga con dólares, lo cual es otro problema.

Cuarto. No hubo un trabajo profesional ni agresivo (casa matriz YPFB, empresas operadoras, empresas filiales y subsidiarias) en la exploración de hidrocarburos porque la inversión que se realizó en toda la cadena productiva del sector entre 2014 y 2022 cayó de $us 2.114,6 millones a $us 339,44 millones, además YPFB, estimó para este 2023 un monto de $us 668,9 millones.

“Sobre llovido mojado”, YPFB debe comprar e importar la gasolina y diésel en función del precio internacional del petróleo que hasta este domingo 18 de junio se ubicó en $us 71,3 el barril en el mercado WTI (West Texas Intermediate por sus siglas en inglés).

El 29 de abril, el Presidente Luis Arce, reconoció el descenso en la producción de gas natural, debido a que los pozos “se cansaron”, cuya solución demandará “tiempo” porque se debe realizar “más exploración” y más inversiones”.

Quinto. La polítización y/o partidización de YPFB que causó la falta de control y transformación cualitativa del sector hidrocarburífero que permita generar valor agregado con el objetivo de incrementar los recursos para el Estado y afrontar los continuos cambios del mercado internacional. Es importante la institucionalización de todos los cargos en la empresa estatal para que el trabajo que realiza sea profesional e idóneo en favor de los bolivianos porque su polítización se convirtió en el cáncer de su caída.

Por los motivos expuestos, la falta de gasolina y diésel responde a causas estructurales en la economía del país como es el déficit fiscal y a la falta de trabajos de exploración que no se hizo en el tiempo. Este no es el momento para lavarse las manos porque el Presidente Arce y el Vicepresidente David Choquehuanca fueron parte del gobierno del expresidente Evo Morales.

Todo apunta a que la importación de carburantes continuará porque hay una caída en la producción de líquidos y con el consiguiente desangramiento de las RIN porque para importar gasolina o diésel se requieren dólares, lo cual no hay.

Ahora, la caserita entenderá que mientras existan filas o escasez de diésel o gasolina habrá problemas en la distribución de GLP en los barrios porque los camiones “gaseros” necesitan de estos carburantes para movilizarse. Este hecho podría causar el aumento del almuerzo o del pollo frito por las noches y los perjudicados con el ciudadano de pie.

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