¿“Cuentos chinos”? Para nada… ¡Realidades!

Buscando la Verdad - Gary Rodríguez

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Economista y Magíster en Comercio Internacional

Más allá del origen milenario de la expresión “son cuentos chinos”, que coloquialmente se usa para poner en duda la veracidad de algo o para disentir con una información considerada exagerada, lo que a continuación relataré no es un cuento chino, más bien, algo para reflexionar.

El presente artículo está basado, por una parte, en una conversación que sostuve hace poco con el Cónsul General de China en Santa Cruz, Wang Jialei, y, por otra, en un artículo publicado por el mencionado diplomático con el título “China impulsa el desarrollo de alta calidad con determinación”, que recomiendo leer en la edición “Datos macroeconómicos y sociales: Bolivia digna, productiva, exportadora y soberana” publicada en “Comercio Exterior” en homenaje al 198 Aniversario de Bolivia (https://ibce.org.bo/images/publicaciones/CE-309-Comercio-Exterior-Aniversario-Bolivia.pdf).

Consulté al señor Cónsul, cómo resumiría el avance de la República Popular China a partir de la Reforma Económica implantada por Deng Xiaoping, líder del Partido Comunista de ese país, hace 44 años ya; cuál había sido el papel de la empresa privada para catapultar a la economía de la China comunista al sitial en el que hoy se encuentra, como segunda potencia económica del orbe, solamente por debajo de los Estados Unidos de América; además, cuál era el portento y el aporte de la actividad empresarial no gubernamental al Producto Interno Bruto de su país; y, en función de ello, cuál había sido el rol de la inversión extranjera directa y la gravitación del comercio internacional, habiendo obtenido esta asombrosa respuesta:

“Desde 1979 hasta 2022, el comercio de bienes de China (en dólares estadounidenses) creció a una tasa anual promedio del 13,3%, y su participación en el mundo aumentó del 0,9% al 12,5%. Ha atraído una inversión extranjera acumulada de 2,9 billones de dólares estadounidenses, y ha establecido más de 1 millón de empresas con fondos extranjeros. A finales de agosto de 2022, el número de empresas privadas en China aumentó de 10.857.000 a finales de 2012 a 47.011.000, más del cuádruple en 10 años, y la proporción de empresas privadas en el número total de empresas ha aumentado del 79,4% al 93,3%. De 2013 a 2021, las inversiones directas de China en el extranjero alcanzaron a 1,4 billones de dólares estadounidenses, con una tasa de crecimiento anual promedio del 8,2%. En 2022, las inversiones directas de China en el extranjero fueron de 146.500 millones de dólares”.

Según el Ministerio de Comercio de China, 24.000 nuevas empresas extranjeras aterrizaron en ese país en el primer semestre del 2023, con un aumento interanual del 35,7%.

“Durante el período, la inversión extranjera directa proveniente de países desarrollados, incluyendo Reino Unido y Alemania, experimentó una rápida expansión (…) Según los datos del Ministerio, los flujos de capitales hacia la parte continental de China provenientes de Francia, Reino Unido, Japón y Alemania aumentaron durante el primer semestre un 173,3%, un 135,3%, un 53% y un 14,2%, respectivamente” (“Observatorio Económico: Solidez de cadenas industriales chinas atrae a más empresas extranjeras”, spanish.xinhuanet.com, 25.07.2023).

De otra parte, sobre la base de información oficial de su país, Jialei dijo que la economía china hasta junio pasado experimentó un crecimiento interanual del 5,5% con una inflación del 0,7% en igual lapso, y una subida del 5,8% del ingreso real de sus ciudadanos, manteniéndose las reservas en divisas en 3,1 billones de dólares, siendo los factores coadyuvantes a la recuperación post pandemia, la innovación, la ciencia, la tecnología, la inteligencia artificial, los grandes datos y el fomento del desarrollo de alta calidad encarado por la China.

La producción de vehículos de nuevas energías y baterías solares aumentó un 35% y un 54,5%, respectivamente. La exportación de baterías de litio y energías solares, así como de vehículos de nuevas energías, creció un 61,6%”, informó y, ante los desafíos externos, refirió que la “China se abstiene de recurrir a las medidas de estímulo fuerte y masivo, implementa políticas fiscales proactivas y monetarias prudentes, intensifica la regulación macroeconómica y mejora la coordinación entre diversas políticas, enfocándose en estabilizar el crecimiento, el empleo y los precios y prevenir riesgos económicos y financieros, apoya con firmeza tanto a las empresas públicas como a las privadas, y no escatima esfuerzos para atraer el capital extranjero”.

Ahora, la sorpresa: Para mejorar el entorno y crecer más, el gobierno chino prevé bajar impuestos y tarifas, y subir el apoyo financiero a su sector agrícola y a las micro y pequeñas empresas privadas.

¿Cómo? ¿Un gobierno comunista ayudando a los productores del agro y a la empresa privada? Así es, ni más ni menos y -ojo- aclaro que no se trata de “cuentos chinos”, para nada. Hay muchas lecciones aprendidas en esto, la principal de todas, que el pragmatismo, más allá de la ideología, lleva a tener éxito en la economía.


Los planteamientos expresados en la presente columna de opinión no comprometen la línea editorial de esta casa periodística. 

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