Por: Lic. Dipl. M.Sc. Willy Chipana Mamani
Periodista
“Los logros de una organización son los resultados del esfuerzo combinado de cada individuo”, señaló Vince Lombardi. Estas palabras tuvieron resultados en los sindicatos cuando sus miembros actuaron con un objetivo de forma honesta y transparente.
A diferencia de los dirigentes de los sindicatos del Siglo XX, los actuales fueron subsumidos por el poder estatal, las dádivas y perdieron el norte del verdadero rol que deben jugar en el “trabajo” como proceso de producción no sólo de bienes, sino también de ganancia. Asimismo, los cargos que ostentan y los cascos de minero o de obrero que usan para las conferencias de prensa sólo les sirve para aparentar lo que no son.
Las actuales estructuras sindicales, en la mayoría de ellos, empezando desde la dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB) hasta las minúsculas organizaciones laborales perdieron o dejaron de lado la independencia sindical frente al poder gubernamental de turno para reivindicar sus demandas y lograr resultados en favor de sus afiliados. La independencia sindical debe ser entendida como la virtud de los dirigentes que plantean y actúan en favor de sus afiliados, independientemente de su posición ideológica y partidaria.
La dirigencia cobista y sus seguidores perdieron la brújula, en los últimos 18 años, ellos dejaron en un cajón de alguna oficina los principios de la independencia sindical y del centralismo democrático, debido a sus actitudes individuales y alejadas de sus bases. Esta situación causó la estatización de los sindicatos, lo cual vació a las organizaciones sindicales de todo principio, creatividad, imaginación y organización de los trabajadores en las ciudades y en el área rural para volverse en simples funcionales a los gobiernos de turno.
Esta situación se traduce en la actitud de la actual dirigencia de la COB y sus seguidores que se convirtieron en “esquiloles” de los gobiernos de turno para hacer campaña electoral favor de un partido político y dejando de lado las reivindicaciones de sus afiliados. En Bolivia, existe una dirigencia sindical, a quien no le interesa que la economía informal alcance el 85%, no exige ni plantea revertir la situación laboral precaria de millones de bolivianos que no cuentan con seguro de salud, aportes para su jubilación y no se benefician con lo estipulado por la Ley General del Trabajo.
Además, a la dirigencia sindical de turno no le interesa el informe del Instituto de Estudios Avanzados en Desarrollo (Inesad), quien señaló que al menos 4,5 millones de personas en el país o lo que es igual a cerca del 80% de este grupo poblacional trabaja en la informalidad. Este dato quiere decir que de 100 trabajadores bolivianos 80 están en el sector informal, pero a la dirigencia cobista y a sus seguidores sólo les interesa y se dedican a realizar campaña electoral por los gobiernos de turno.
Los trabajadores están desamparados porque la dirigencia de la COB se convirtió en el llavero de los políticos de los gobiernos de turno que lo usan cuando desean y se lo llevan en el bolsillo cuando les plazca. La dirigencia de la COB de ahora ya no asusta ni genera miedo como fue en los tiempos de Juan Lechín Oquendo, debido a que perdió legitimidad en sus bases.
¿Qué hacer?
Ante la falta de una verdadera dirección sindical, es necesario que los sectores de vanguardia que aún mantienen la reserva “moral” del sindicalismo, generen espacios de reflexión para organizarse y reemplacen a la actual dirigencia que está corrompida y corroída por la prebenda, las dádivas del poder estatal y el negociado.
Es necesario una nueva dirección sindical que enarbole los principios de la independencia sindical y el centralismo democrático para plantear y luchar por mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores sindicalizados y no sindicalizados en el país.
Es urgente la organización de una dirección sindical que reemplace a la actual dirigencia cobista para plantear cambios en las normas legales en el ámbito laboral para que beneficie a sus afiliados. Además, la nueva dirigencia debe ser propositiva para impulsar la reactivación económica para generar empleos seguros con salarios dignos.