Por: Lic. M.Sc. Willy Marcos Chipana Mamani
Periodista
Este viernes, al interior de un minibús que me transportaba desde la Ceja de El Alto hasta Villa Adela, escuche a una señora quejarse por la escasez de la moneda estadounidense porque no cuenta con los suficientes dólares para devolver el anticrético.
La falta de dólares radica en el elevado déficit fiscal que a 2022 concluyó en 7,2% y para este 2023 se prevé 7,8% como consecuencia de los subsidios a los carburantes y alimentos y el aumento del gasto corriente en la administración gubernamental. Además, la drástica disminución de las reservas internacionales netas (RIN) entre 2014 y 2023 de $us 15.122 millones a $us 1.709 millones, cuyos recursos se destinaron para la constitución de empresas estatales, que en muchos casos son deficitarios.
La escasez de dólares puede tener sus efectos perversos en la economía, debido a que el 81% del comercio internacional se basa en la divisa estadounidense, así el gobierno reitere o insista en la política de bolivianización.
Las diferentes autoridades del gobierno señalaron que el sistema financiero cuenta con $us 550 millones para atender la demanda, se realizarán controles y sanciones a los especuladores o que en el tiempo se revertirá la situación. Apostar a más deuda externa para que momentáneamente las reservas internacionales cuenten con algo de dólares, significa cerrar un hueco para abrir otro.
Primer efecto por la falta de dólares. En forma paulatina, el país se acerca de forma peligrosa a la escasez de productos que necesitan ser importados y que son necesarios para la población. En algunas farmacias del país se siente la falta de medicamentos que deben ser importados, pero como las farmacéuticas o importadoras no logran acceder a dólares y si lo hacen es a Bs 8 o 9 la unidad, se impide el abastecimiento del mercado interno.
La falta de dólares derivó en la continúa escasez de gasolina o diésel en varias regiones del país porque a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), se le hace difícil acceder a la divisa estadounidense para pagar a los importadores. Entonces, la escasez de la divisa estadounidense perjudica al sector formal que cumple con las normas vigentes y favorece al mercado negro o paralelo, debido a las equivocadas políticas monetarias, fiscales y económicas aplicadas.
Segundo efecto. La escasez o la compra de dólares a precios elevados, deriva en la inflación o el aumento en los precios de los productos, insumos o materias primas que se requieren importar. Este incremento se cargará a los productos que se venden al comprador final en los mercados, lo cual encarece la situación económica.
El empresario, importador, comercializador o comerciante mayorista nunca perderá al realizar una operación comercial a diferencia del ciudadano de a pie. La población boliviana, se mueve en una economía informal que alcanza el 85%, lo cual supone que el nivel de satisfacción de sus necesidades es deficiente porque se desenvuelve en una realidad precaria.
Tercer efecto. El aumento del dólar en el mercado paralelo a Bs 8 o 9 deriva en una devaluación de facto porque si antes $us 1.000 equivalía Bs 6.996 ahora esos $us 1.000 valen entre Bs 8.000 o 9.000, es decir, hay una pérdida de más de Bs 1.000. Esta situación puede empujar a una inflación y escasez de productos en el mercado interno.
Este hecho desnuda que el modelo económico social comunitario productivo que impulsa el presidente Luis Arce, llegó a su final porque si fuese exitoso habría dólares en las calles, la población tendría empleo seguro y con salarios dignos, habría empresas rebosantes de producción, no habría falta de productos y la industrialización sería una realidad.
¿Qué hacer?
La única manera de generar dólares es mediante el aumento de las exportaciones y apertura de nuevos mercados, a pesar de que en 2023, el comercio exterior cerró con un déficit de $us 585 millones porque sólo se exportó $us 10.911 millones y se importó $us 11.495 millones. La atracción de inversión privada extranjera y nacional en el sector productivo, así como el incentivo que se pueda realizar al turismo pueden ser una fuente de generación de dólares.
Asimismo, realizar una drástica reducción en los salarios de los ministros, viceministros, directores nacionales y jefes de área del gobierno y el cierre de las empresas estatales deficitarias para reducir el déficit fiscal. También, la suspensión del Impuesto a la Transacción Financiera (ITF) en el sistema financiero y la emisión de bonos para la compra de dólares con tasas atractivas.
Es urgente un acuerdo entre el sector público y todos los sectores privados para la aplicación de estas medidas y otras con el objetivo de aumentar la productividad, la generación de empleo seguro y con salarios dignos. El Estado tuvo la oportunidad por más de una década para desarrollar el país, pero ante la actual situación se requiere el concurso del sector privado.