Por: Lic. M. Sc. Willy Chipana Mamani
Al regresar del mercado, este domingo, me sorprendí al ver la bolsa que portaba mi esposa porque los Bs 100 que llevó para comprar carne, papa, verduras y frutas no era igual que el año anterior, debido a que era menor en proporción. Ella me dijo que el dinero ya “no sirve para nada” porque apenas compró medio pollo, cuarta arroba de papa, algunas frutas y una libra de tomate, zanahoria, apio y cebolla.
Esta situación se repite en muchas familias, debido a que existe una devaluación de la moneda nacional que la población de pie lo siente al momento de ir a comprar a los centros de abasto, el chofer cuando debe adquirir un repuesto para su carro o el enfermo que debe comprar un medicamento porque sus precios subieron de valor y el dinero que portan ya no es suficiente para comprar lo necesario.
La causa de la devaluación de la moneda nacional reside en la escasez y la poca capacidad de oferta por parte del Banco Central de Bolivia (BCB), lo que derivó en la existencia de un mercado paralelo, donde la divisa estadounidense oferta entre Bs 10 y 11 cuando el precio oficial es Bs 6,96. El mercado negro del dólar se consolidó en el país y los sectores económicos legales e ilegales no tienen otra salida que acudir a estos lugares para acceder a dólares.
Esta situación encarece la internación de bienes para la producción, aumenta los precios de los repuestos para vehículos, los medicamentos y de los productos de mayor consumo de la población. Por ejemplo, si un importador necesita $us 10.000 para internar medicamentos antes necesitaba Bs 69.699 para comprar al tipo de cambio de 6,96, pero ahora debe gastar Bs 104.000 porque en el mercado paralelo se cotiza en al menos Bs 10,40, es decir, se elevó un 49%. El efecto será el aumento del precio del medicamento en el mercado interno, lo que afecta a las familias de escasos recursos.
La devaluación es la disminución del valor de la moneda con relación a otras, es decir, la moneda nacional experimenta una reducción de su valor nominal con respecto a otras divisas como la peruana o chilena. ¿Dónde radica la causa de esta situación o quiénes son los responsables?
Todo radica en el elevado déficit fiscal que en 2022 alcanzó el 7,2% y se prevé para este 2024 el 7,8% con relación al Producto Interno Bruto (PIB), si se realiza el cálculo sobre el PIB nominal 2023 de $us 45.460 millones alcanzaría a un déficit fiscal para este año de al menos $us 3.600 millones.
Este déficit está centrado en el elevado gasto corriente en la administración pública que debe financiar la población boliviana con sus impuestos, la subvención a los carburantes que llegó en 2023 al menos a $us 1.821 millones (Bs 12.678 millones) y para este año proyectó 9.083 (al menos $us 1.305 millones al tipo de cambio 6,96), servicios públicos, los alimentos y los recursos que se destinaron para la instalación de empresas estatales que en muchos casos son deficitarias como EASBA que opera a una capacidad de al menos el 33%.
Este resultado se tradujo en la caída estrepitosa de las Reservas Internacionales Netas (RIN) de $us 15.122 millones a 1.796 millones, de los cuales se contaba con $us 139 millones en dólares, entre 2014 y abril de 2024.
El gobierno de Luis Arce, al parecer, no tiene las alternativas claras para resolver la falta de dólares y garantizar los bienes que requiere la población a un precio justo.
El confiar en que las exportaciones y una mayor deuda externa permitirán salvar este escenario, no es la solución al problema que es estructural. Las exportaciones hasta mayo de 2024, registraron un tímido superávit de $us 67,9 millones y la deuda externa está en continuo ascenso porque entre septiembre de 2020 y febrero de este año se elevó de $us 11.901 millones a $us 13.400 millones, lo cual equivale al 29,4% con relación al PIB 2023.
A partir de estos factores se logra entender la falta de dólares con el consiguiente aumento de los precios de varios productos importados y la falta de carburantes, los cuales no se solucionarán con maniqueísmo, sino con un nuevo modelo económico que sea cualitativamente diferente al que pregona el gobierno de Luis Arce. Si el modelo económico fuese exitoso no habría déficit fiscal, escasez de dólares ni una devaluación de la moneda nacional.
Solución
Para evitar que la devaluación carcoma los cimientos de la economía de los bolivianos es urgente la aplicación de medidas como la atracción de inversión extranjera y nacional, a través de una nueva normativa clara y segura para este sector, así como la aplicación de incentivos tributarios para las empresas que generen empleos seguros en favor de los trabajadores.
Incentivos tributarios y facilidades en los trámites para el sector del turismo a gran escala que es otro generador de empleos y dólares. El impulso y apoyo al área de la agricultura con tecnología para aumentar la productividad.
La eliminación del Impuesto a la Transacción Financiera (ITF) para que la gente ahorre sus dólares en el sistema financiero y estos sean utilizados para calentar la economía, en especial, el sector productivo. Recordemos que el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, dijo en diciembre de 2023 que en la economía informal circulan al menos $us 10.000, los cuales deben ser captados para incentivar la productividad.
La realización de un acuerdo o pacto social productivo entre el sector económico público, privado y social para elaborar un nuevo modelo económico que tenga como objetivo el aumento de la productividad, la creación de empleos seguros y con salarios dignos.
La economía del país está a pocos pasos del barranco de la crisis y la devaluación de la moneda nacional es el primer síntoma de la gravedad de la situación porque para sacarlo del lugar donde vaya a parar requerirá de otro decreto 21060 a la altura de la actual coyuntura. Por eso, es necesario acciones coordinadas entre todos los sectores al margen de las afinidades partidarias.
Por: Lic. M. Sc. Willy Chipana Mamani
Periodista- Docente universitario