Por: Lic. M.Sc. Willy Marcos Chipana Mamani
Docente- Periodista
En las sociedades complejas, la actividad política es una de las muchas tareas que el hombre desarrolla, cuya característica principal es la toma del poder en cualquiera de los niveles del Estado para reproducirlo. Es por eso que se debe entender que la ciencia política no forma a los hombres para la moral y la ética, sino para tomar del poder.
Estos aspectos nos permiten ubicar al hombre que realiza actividad política en un escenario con muchos escollos y retos como son las estructuras partidarias verticales, caudillistas, antidemocráticos en lo interno, el descrédito por parte del electorado, la falta de propuestas, la ausencia de estructura orgánica o la inactividad partidaria.
En el caso de las estructuras “protopartidarias” pueden existir pugnas de liderazgo o fracturas en niveles bajos, intermedios o altos como ocurre en el Movimiento Al Socialismo (MAS), cuya resolución se resuelve cuando se decide quién será el líder o el candidato por reglamento interno o por norma legal.
Por este motivo, la clase política debe nutrirse de una estrategia de campaña para la toma del poder dentro de su estructura partidaria y fuera de ella, es decir, debe contar con dos tácticas, lo cual poco o nada se avanzó en esta temática en la actualidad por parte de los sujetos políticos. Es importante concebir a la comunicación política como una disciplina que puede ayudar para la toma del poder, pero aún quedan los resabios de los políticos que aún creen en los consejos del amigo o de la pareja.
Además, la clase política en su mayoría concibe de forma errónea que el especialista en comunicación política debe ser militante y leal a la organización partidaria. El profesional en marketing utiliza las técnicas y los instrumentos adecuados que pueden ser reñidos o legales para concretar la estrategia que tiene el único fin que es la victoria del candidato en una elección.
Esta disciplina concibe que el escenario político es dinámico y se modifica a cada instante, lo cual requiere de estrategias o cálculos para realizar un discurso o una acción determinada porque una palabra mal mencionada puede causar la caída del artista. En ello radica que el político debe reinventarse para ser atractivo ante el electorado y la militancia de su partido porque puede ser que la política le deje o al revés.
La comunicación política no concluye en la conformación de grupos focales o en la realización de encuestas de preferencia electoral y su lectura con relación a los antecedentes electorales de una región, la historia electoral, el análisis sociopolítico del electorado y el escenario económico y político de la coyuntura. Es importante reconocer el escenario de acción, las propuestas por grupos sociales, económicos o etarios, el performance del candidato, el monitoreo de los medios de comunicación y digitales, los discursos del candidato y de los adversarios, la diferenciación del candidato respecto a los demás en función de FODA y otros aspectos que son valorados en el devenir de la campaña electoral.
Entonces, los políticos que buscan el poder deben entender que la comunicación política es una herramienta que puede ayudarlos para llegar al electorado que busca algo seguro, para lo cual debe organizar una estrategia para ser el favorito. Apelar a las emociones o al corazón con una adecuada estrategia de campaña permite acercarse a la victoria electoral, aunque el candidato no sea un entendido en esta técnica.
Ahora bien, en la actividad política que debe afrontar una elección, es importante el control del aparato del Estado (gobierno, gobernaciones o alcaldías), la estructura orgánica del partido político (militantes disipados en el país, región o barrios), el candidato y los candidatos que deben ser potables y atrayentes, los recursos económicos, la propuesta para el electorado y una buena estrategia de campaña para la toma del poder.
En muchos de los casos los políticos obvian estos elementos y conciben que las organizaciones partidarias son un club de amigos que se reúnen para cada elección y se reparten las candidaturas entre sus allegados o son taxipartidos que sirven para ser “alquilados o prestados” a interesados.
Por este motivo, las autoridades de las entidades públicas que fueron electas por voto deben realizar una buena gestión, poseer un soporte social como grupos corporativos, pues en política ninguna idea es descabellada si se desea reproducir el poder. Ahí la importancia que la clase política debe poseer instrumentos como la comunicación política para entender que para ser candidatos se debe trabajar uno o dos años antes de una elección y no faltando semanas.
En el caso de los actores políticos que no poseen aparato estatal y deben afrontar una campaña electoral deben contar con una buena estrategia como ser opositor. Empero, los políticos de oficialismo y oposición no deben perder de vista el escribir libros, realizar acción social o beneficencia, conducir programas de radio o Tv o dar respuesta a la coyuntura socioeconómica y política.
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Por: Lic. M. Sc. Willy Marcos Chipana Mamani
Es periodista y docente universitario.