Por: M. Sc. Willy Marcos Chipana Mamani
Luis Gabriel Carrillo Navas decía lo siguiente: “Las encuestas electorales son proyecciones, no son realidades”. Un aspecto que muy pocos lo saben a diferencia de la mayoría de la población que observa cifras o resultados que danzan como en una entrada folclórica, a gusto y sabor de quien lo pide.
La aparición de los precandidatos a la presidencia ante las elecciones de agosto está acompañada por la vorágine de las encuestas de preferencia electoral de todo tipo y color, según la voluntad de quien lo realice. Al respecto es menester mencionar algunas precisiones que son necesarias.
Las encuestas deben contar con los siguientes elementos: ¿Quién lo hizo?, ¿en qué lugar se desarrolló la actividad?, la fecha, el margen de error, la muestra y si en el contexto social, económico o político pasó algo importante. Estos aspectos permiten conocer si los resultados que se emiten son fiables o si carecen de una debilidad metodológica; sin embargo, se pueden presentar falencias en la forma de las preguntas que se realizaron y su alcance.
Otro aspecto que es menester indicar es sobre la persona que promueve la realización de una encuesta porque si emite opiniones o adjetivos respecto a uno de los precandidatos puede invalidar cualquier resultado que propague, por ejemplo, Marcelo Claure, quien impulsó varias encuestas anuló los resultados que difundió desde el momento que se refirió a Evo Morales en forma despectiva. Esta situación revela que Claure no es imparcial.
Asimismo, otro factor, son los medios de comunicación o programas independientes, quienes eligen o realizan alianzas con empresas o personas que difunden determinadas encuestas de preferencia electoral con el fin de direccionar a sus audiencias en favor de algún candidato. Para que esta labor tenga éxito, los medios o programas independientes entrevistan a personalidades del ámbito público o analistas para que validen los resultados de las encuestas que propagan, así sean equivocadas o no.
En este sentido, las encuestas no sólo pueden adolecer de fallas metodológicas, sino que pueden contar con el favor de algunos medios de comunicación que tienen determinados intereses económicos, políticos o sociales, lo cual no sólo causa desinformación en el electorado, sino que crean una realidad que no es la real. Este hecho se reflejó en la última elección presidencial, en la que los resultados de las encuestas no tenían ninguna relación con los votos que obtuvieron los candidatos que se postularon.
Empero, ¿quién regula la realización y difusión de las encuestas? ¿cómo se establecen las bases para la realización de las encuestas de preferencia electoral? ¿Quién sanciona a los que difunden encuestas sin bases metodológicas? El Artículo 132 de la Ley Electoral 026 establece que las empresas o instituciones que deseen realizar encuestas deben registrarse en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) hasta 30 días después de la convocatoria.
La última disposición está refrendada en el Artículo 15 del “Reglamento de Elaboración y Difusión de Estudios de Opinión en Materia Electoral en Procesos Electorales, Referendos y Revocatorias de Mandato”.
or este motivo, las encuestas de preferencia electoral no están reguladas y pueden ser difundidas por cualquier persona natural o jurídica que estén dentro o fuera del país con o sin ninguna rigurosidad metodológica. Entonces, se seguirá observando encuestas de todo tipo y forma conforme al cliente lo requiera hasta 30 días después que se emita la convocatoria para las elecciones generales, es decir, hasta el mes mayo de este año no habría control ni sanción para esta clase de trabajos.
Es un caos sin ningún control por ninguna autoridad legal porque en la actualidad cualquier persona puede elaborar un informe con ideas sacadas de su cabeza que contenga una muestra, un margen de error y de confianza, fecha de realización, lugar y difundirlo por a través de medios de comunicación “afines” como si fueran cifras reales. Por eso, es necesario tener cuidado en la lectura de determinadas encuestas, debido a que los datos pueden o no coincidir con la realidad.
En este sentido, queda claro que una encuesta es una “fotografía” en un momento determinado y que no es la última verdad, así se cuente con argumentos esgrimidos por analistas o políticos en vigencia. En un proceso electoral, las organizaciones políticas y los sujetos políticos utilizan todos los instrumentos habidos y por haber del marketing comunicacional para guiar la preferencia del electorado.
Es necesario la modificación de la Ley Electoral 026 para regular de manera eficaz la realización de las encuestas con el objetivo de que se ajusten a los marcos metodológicos rigurosos con la finalidad de que se acerquen a la realidad. El control de las encuestas debería ser durante los 365 días del año y no después de la emisión de la convocatoria a elecciones, asimismo las universidades y las instituciones de profesionales especializados en estadística deberían supervisar la realización de las encuestas que realicen las personas naturales o jurídicas.
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Por: M. Sc. Willy Marcos Chipana Mamani
Periodista- Docente universitario