Por. M.Sc. Willy Marcos Chipana Mamani
Según el economista estadounidense John Maynard Keynes: «la mayoría de los hombres adoran el dinero, y la seguridad más, y la creación y la construcción menos». Estas palabras se relacionan al acuerdo establecido entre la dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB) y el gobierno que definió el aumento al salario mínimo nacional del 10% y 5% al haber básico. Se prevé que el Órgano Ejecutivo promulgará el decreto supremo el 1 de mayo para implementar lo acordado, a pesar de la oposición de los empresarios.
Ante esta situación es necesario realizar varias consideraciones para establecer el fondo del problema y las consecuencias que generará la decisión asumida, lo cual fue festejado por el oficialismo en medio de una crisis que golpea los bolsillos de los bolivianos de a pie.
Primero
El incremento salarial no beneficiará a la mayoría de los trabajadores porque según datos de la Gestora Pública de la Seguridad Social de Largo Plazo hasta enero de 2025 están asegurados en el Sistema Integral de Pensiones (SIP) 2.736.602 trabajadores, lo cual representa el 31% con relación a la población económica activa (PEA). Las cifras muestran que de cada 10 trabajadores al menos tres aportan para su jubilación, tienen beneficios laborales y podrían beneficiarse del aumento salarial porque tendrían una relación de dependencia laboral.
Empero, siete trabajadores estarían al margen del beneficio, lo cual coincide con las declaraciones hechas por el investigador Bruno Rojas, quien manifestó que sólo dos de cada 10 empleados recibirán el aumento salarial. Este hecho se sustenta en que el 80% de la economía es informal y sólo el 20% es formal.
Segundo
El incremento salarial no compensa la inflación registrada en 2024 que fue del 9,9% y en los tres primeros meses de este año que alcanzó el 5%. Además, es probable que los empresarios que producen bienes y servicios opten por más despidos, la informalización del trabajo o transfieran el aumento del costo al consumidor final con el aumento de los precios.
Tercero
La devaluación o la pérdida del valor adquisitivo de la moneda nacional frente a la divisa estadounidense superó el 100% porque en el mercado negro el dólar se cotiza en un promedio de Bs 15 la unidad. Entonces, el aumento salarial poco o nada de efecto tendrá en las familias porque los Bs 100 que equivalía a un kilo de carne de res y una arroba de papa, ahora sólo alcanza a un kilogramo de carne.
Esto demuestra que el alza salarial no fue el resultado de un estudio técnico que determine cuánto debería ser el ingreso salarial de un trabajador o sobre qué variables se debe establecer el aumento. Empero, el gobierno busca “gampetear” el escenario electoral con el anuncio de aumento salarial con bombos y sonajas con el objetivo de enamorar a los electores, lo cual no podrá ser sostenido por sus acólitos si la inflación se acrecienta.
Cuarto
El aumento salarial ahonda la desigualdad económica entre los pocos que gozarán del beneficio y una mayoría que verá reducir sus ingresos a causa de la devaluación causada por la escasez de dólares. A su vez, el descontento social es el común denominador porque los ingresos económicos de muchas familias no solucionarán las necesidades básicas, lo cual se traducirá en constantes conflictos por demandas reivindicativas en los centros urbanos y en el área rural.
El Órgano Ejecutivo y la dirigencia afín al oficialismo no sé preguntaron qué harán con los trabajadores que no se beneficiarán del aumento salarial y que están en el sector informal o que realizan actividades de consultoría. Es muy fácil señalar que los empleadores deben cumplir el alza salarial o de emitir un decreto cuando en los hechos no se lo cumple ni la Ley General del Trabajo (LGT).
Las relaciones de trabajo no están al margen de la economía informal, donde los salarios fluctúan entre Bs 1.000 y Bs 1.500 al mes por 12 o 15 horas de trabajo de lunes a domingo. Entonces surge la pregunta: ¿Cómo o a través de qué mecanismos se beneficiarán los trabajadores del sector informal con el pago del salario mínimo nacional?
Quinto
Está claro que la tendencia de la situación económica en el país es a una mayor informalidad, una elevada inflación y una incertidumbre en los agentes económicos que no observan ni un destello al final del túnel. De nada sirve hacer sugerencias a un gobierno que está de salida y que se aferra a un modelo económico caduco porque es como tratar de buscar un cambio de actitud en un insensato; sin embargo, sólo queda proponer a los próximos inquilinos de la Casa Grande lo siguiente:
Es necesario el cambio del modelo económico, por uno que sea productivo, el cual no sólo genere empleos seguros y con salarios dignos, sino que aumente la oferta de valor agregado con la aplicación de tecnología en todos los sectores de la economía, como el agropecuario. En la medida que aumente la productividad se incrementa la demanda de trabajadores y mejoran los niveles de vida de ellos y de sus familias.
La diversificación del aparato productivo sólo será posible con la participación del sector privado nacional y extranjero, la implementación de los incentivos tributarios a los empleadores para la generación de empleos permitirá reactivar la demanda y la oferta de mano de obra calificada y no calificada.
La atracción de inversión externa, a través de la promulgación de una nueva Ley de inversiones que tenga como uno de los objetivos la creación de empleo directo y seguro debe ser la prioridad. A su vez, la elaboración de una política de estado en el ámbito laboral con todos los actores económicos, que aborde los temas del aumento salarial, la creación de empleo, el subempleo y la informalidad.
El M.Sc. Willy Marcos Chipana Mamani es periodista y docente universitario
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